Los productores ovejeros fueron quienes impulsaron la creación del Secretariado Uruguayo de la Lana (SUL) como institución de investigación y promoción del rubro ovino -con foco en sus inicios en la fibra lana- de derecho privado y de interés público. Los gastos de funcionamiento del organismo se financian desde su fundación a través de una prestación pecuniaria móvil que estipula un 0,30% del valor FOB de las exportaciones de lanas (Ley N°13.602).

El 3 de mayo de 1966 en la Asociación Rural del Uruguay (ARU), se firmó el Acta de creación del SUL con la participación de productores integrantes de ARU, Federación Rural (FR) y las Sociedades de Criadores. Posteriormente, en el año 1967 por decreto oficial, la Comisión Honoraria de Mejoramiento Ovino del Ministerio de Ganadería se anexó al SUL para complementar las acciones de investigación y promoción con las de mejora genética y extensión.

En 2016 el SUL conmemoró sus 50 años al servicio de la producción ovina; desde su creación, se presentó como una herramienta institucional innovadora liderada por los mismos productores ovejeros dedicada a la investigación, generación y transferencia de tecnología, atención sanitaria, extensión y análisis de mercados.

En la década de los 90 -en el escenario nacional e internacional- el stock ovino comenzó su descenso y se inició una fase crítica del rubro. Fue en esa década de dificultades en que el SUL impulsó las bases para una producción ovina más competitiva a través del desarrollo del producto carne ovina de calidad a través del Cordero Pesado tipo SUL y mediante la mejora en los procesos de cosecha y presentación de las lanas. Los logros antes mencionados permitieron obtener productos de mejor calidad, acceder a nuevos mercados y aumentar el valor de lo que ofrecen los productores de ovinos en Uruguay a través de sus sistemas productivos.

Más allá de la caída que ha tenido el stock ovino a nivel mundial, la producción ovina es parte importante de la estructura exportadora del país. Del mismo modo, el rubro ovino favorece la radicación de la población en el medio rural; las inversiones asociadas al mismo se ubican en diferentes puntos del territorio nacional con la demanda correspondiente de mano de obra: frigoríficos, peinadurías, curtiembres, trabajo de tejidos de punto, tareas relacionadas con el cuidado del ovino, la venta de agroinsumos, el diseño textil y el empleo de profesionales vinculados al desarrollo de toda la cadena ovina, entre otros ejemplos.

SUL, desde 1966, una institución dirigida y financiada por productores junto a la cadena ovina nacional.