¿Cuáles serían, según su opinión, las principales características del rubro ovino nacional? ¿Cómo describiría al rubro ovino en Uruguay?
 
El rubro ovino ha experimentado cambios radicales a partir de la década de los noventa. El más destacable es la disminución de las existencias que hoy apenas superan los seis millones de cabezas cuando en aquellos años llegó a superar los 24 millones. Las características de aquella majada fueron las típicas de la producción extensiva dirigida a producir fundamentalmente lana. Ello hacía que no se atendiera con demasiado interés el proceso de reproducción. Niveles de señalada de apenas 60% eran suficientes como para asegurar la reposición de la majada de cría y de las caponadas que constituían un porcentaje elevado de las existencias. El derrumbe del mercado mundial lanero de la última década del siglo pasado puso una presión muy grande sobre la ganadería ovina de nuestro país. Esta fue de tal magnitud que las existencias se redujeron a valores mínimos históricos que son los actuales.
 
A partir de la pérdida de protagonismo de la lana comenzó un período en el que la producción de carne fue mirada con otros ojos. Es así que una vez puesta en marcha, por organismos como el SUL, la alternativa de la producción de carne de calidad mediante la creación de una novedosa alternativa como la del llamado “Cordero Pesado tipo SUL”, muchos productores encontraron en dicha propuesta un argumento de peso para no abandonar definitivamente la crianza ovina.
 
Hoy tenemos un rubro ovino disminuido en número de cabezas pero acercándose más en algunos casos a la producción más intensiva, aunque las condiciones de extensividad subsisten en gran parte del país. No debemos olvidar que la producción de la fibra lana es mucho menos demandante de nutrientes que la de carne. Por ello aquellos sistemas laneros extensivos fueron exitosos. Hoy la carne pasó a tener un rol relevante y la adjudicación de recursos nutritivos necesariamente debe cambiar para satisfacer los procesos de reproducción, de crecimiento y de engorde.
 
El proceso de la reproducción ha cobrado importancia y no es raro que las señaladas en los predios de punta superen el 100% y que la carne haya pasado a superar a la lana en la importancia relativa en los ingresos del rubro. Nuevas herramientas tanto genéticas como de manejo hacen posible lograr elevados valores de producción. Conocemos mejor el efecto de la nutrición sobre la reproducción, disponemos de genotipos más prolíficos, variedad de genotipos carniceros, la selección genética se desprendió del empirismo de ayer y utiliza medidas objetivas a partir de la instrumentación del “Flock Testing” en la década del 70, dispone de los DEPS, se conoce el genoma ovino y es posible identificar marcadores genéticos de características de interés productivo. Las herramientas tales como la ecografía permiten hacer manejos racionales de las ovejas prolíficas. En materia de sanidad, si bien aún persisten desafíos muy grandes se ha avanzado en el control de las enfermedades podales, en las pruebas que permiten conocer la efectividad mayor o menor de las distintas drogas contra los parásitos gastrointestinales y se está trabajando en la creación de individuos resistentes a las parasitosis.
 
Una práctica ancestral como la esquila ha sufrido cambios radicales. Hoy la llamada esquila “suelta” o Tally-Hi es el método impuesto, lo que ha permitido racionalizar el acondicionamiento correcto de la lana que hoy se comercializa definiéndola por micronaje y en muchos casos los fardos han desplazado a los bolsones.
 
En resumen una majada nacional tres o cuatro veces menor que la de los años 90 pero con una estructura productiva diferente y con un cúmulo de herramientas que le permiten ser potencialmente mucho más productiva que la de entonces. A pesar de ello los valores promedio de señalada continúan estando lejos del potencial ubicándose más cerca de los históricos.
 

¿En qué aspectos hay que trabajar para seguir mejorando la calidad de los productos ovinos del Uruguay?
 
En primer lugar considero que los productos de los ovinos de nuestro país exhiben un nivel de calidad elevado.
 
Comencemos por la lana. Los atributos de la lana uruguaya son de un estándar de calidad elevado en comparación con los de otros países. El rendimiento al lavado supera ampliamente al de las lanas de zonas desérticas como lo son la Patagonia, los desiertos de Australia y los de EEUU donde los valores de rendimiento son con frecuencia del 40%, mientras que los nuestros se acercan y hasta superan el 70%. La ausencia de materia vegetal en nuestras lanas es un atributo importante que  no lo manifiestan las lanas de otros países. El largo de mecha y la resistencia a la tracción son en general muy buenos. Quizás haya que poner más empeño en mejorar el color de nuestras lanas, más allá de lo que se ha logrado hasta la fecha. Si bien el micronaje no tiene nada que ver con la calidad, puesto que pueden ser de calidad lanas de 19 micras y también las de 32, pienso que las lanas medias deben continuar con el esfuerzo ya iniciado en reducir el micronaje.
 
El otro producto importante de nuestras majadas es la carne. Por las referencias de los frigoríficos y brokers, nuestros corderos compiten en igualdad con los de países de Oceanía. Los concursos post mortem como los que hemos visto recientemente nos hablan de un nivel de calidad excelente y sobre todo muy homogéneo aunque los mismos constituyen una muestra selecta, no aleatoria, pero nos hablan de un potencial excelente.
 
Seguramente tanto en lana como en carne hay espacio para la mejora, pero no hay atributos que descalifiquen a estos productos e impidan su normal comercialización. Es probable que aún haya que ser más exigente en la homogeneidad de los lotes grandes de corderos pesados o precoces y que haya que diferencias con el precio los distintos grados de calidad. No obstante, la industria parece estar conforme con lo que recibe actualmente. El mayor empeño considero que debe ponerse en mejorar la productividad más que la calidad que ya de por sí es buena.
 

¿Qué rol debería tener el SUL en el proceso de mejora del rubro?
 
El que tiene y ha tenido siempre. Generar tecnología, transferirla y capacitar a distintos estamentos de la sociedad. En mi opinión la generación que surge de la investigación científica (con todo lo que ella implica) debe ser el pilar principal para seguir trascendiendo en  los aportes a la producción. Hoy disponemos de un cúmulo de conocimientos que se están aplicando en la producción, pero el proceso no puede detenerse. La investigación será siempre requerida tanto para solucionar los problemas que seguramente aparecerán al aplicar nuevas tecnologías, como para formular nuevas propuestas.
 
¿Qué fortalezas identifica en el SUL como organización para hacer frente a los desafíos que hoy presenta el rubro?
 
El SUL tiene un equipo de técnicos importante en número y en calidad. Estos, ya sea los dedicados a la investigación, que se han reducido en número (lo cual constituye una debilidad), como los destinados a tareas de transferencia y juntos también a tareas de capacitación, tienen un claro conocimiento de la realidad que viven los productores ovinos. El conocer los problemas es el punto de partida imprescindible para encarar sus soluciones. Los técnicos cuentan además con el reconocimiento de los productores que con frecuencia se muestran ávidos de recibir asistencia, nuevos conocimientos y apoyo general para la marcha de sus predios.
 

¿Qué mensaje le daría a los actores que hoy integran el conjunto de la cadena ovina?
 
Resulta difícil elaborar un mensaje para una cadena de eslabones tan heterogéneos: productores, intermediarios, transportistas, laneras, frigoríficos, exportadores, abastecedores, instituciones financieras. Por eso, me dirigiré solamente al sector productor y al sector procesador:
 
- A los productores reales y fundamentalmente a los potenciales (aquellos que no son ovejeros pero que podrían serlo) les diría que no se olviden de la alta rentabilidad que puede lograrse con los ovinos cualquiera sea el sistema de producción que se encare.
- A los industriales tanto laneros como a los frigoríficos, les recordaría que ellos desempeñan una labor decisoria que puede tanto estimular como desalentar el desarrollo de la producción y que es preciso dar señales claras y coherentes acerca de los productos demandados.
 
La población ovina mundial está en retroceso numérico, lo que obviamente nos ofrece oportunidades que no deberíamos desperdiciar. Los precios de la carne ovina, de las lanas finas y la tecnología disponible y la que debemos aún generar, nos indican que existen muy buenas expectativas para el rubro.